miércoles, enero 28, 2004

Eighties Extravaganza in the Silver City

HERNAN DICE:
El martes Oscar Jalil, el due�o secreto de la ciudad de la Plata, me invit� a Radio Universidad, su radio, (la mejor programaci�n musical del pa�s, sin ninguna exageraci�n) para que ensucie los inmaculados o�dos de sus fans (gente extremadamente agradable como la que m�s tarde, en la cena, se acercar�a a nuestra mesa para aventurar un t�mido "P-perdon�me� �Vos.. vos sos Oscar Jalil?", a lo que Oscar responder�a con la necesaria calidez, el ligero rubor y la resignaci�n del que sabe que tal cosa suceder� cada vez m�s), para que ensucie o�dos, dec�a, con la pompa, la insolencia y el mal-buen gusto de la m�sica de principios de los ochenta.
En mi mochilla llev� (cito con el orden que dispone el traqueteo del auto sobre el empedrado platense): Human League, Duran Duran, Pet Shop Boys, Nic Kershaw, Naked Eyes, ABC, The Cars, The Associates, Nina Hagen, New Order, Aztec Camera, Ultravox, Gary Numan, Blow Monkeys, Blondie, Madonna, Culture Club, Tears for Fears, Thomas Dolby, Howard Jones, Art of Noise, Propaganda, M/A/R/R/S, Visage, A.R. Kane, Prefab Sprout, Flock of seaguls, A Certain Ratio, Section 25, Heaven 17, OMD, New Musik, China Crisis, Men Without Hats y Japan. Deliberadamente, dej� en casa Spandau Ballet (no me anim� a tanto) y Depeche Mode (la banda "tecno" de la mitad m�s uno).
No todo, pero casi todo, lleg� a ser emitido. Tambi�n nos permitimos buscar algunas infecciones del virus ochentoso en el tercer milenio (Phoenix, Benjamin Diamond, Zoot Woman, Tahiti 80, Junior Boys).
Casi todo fue jugado para la tribuna, no busqu� excentricidades, sino que fui directamente al hit. Y a recordar la m�sica que me cautivaba cuando llegaba del colegio, agarraba una pila de discos y me iba en bicicleta a la casa de alg�n amigo a intercambiar grabaciones. Volv� a escuchar discos que hac�a a�os que no pon�a a sudar bajo el l�ser o la p�a. Los de ABC (Lexicon of love), Heaven 17 (Penthouse & Pavement) y Culture Club (Kissing to be clever) son monumentos pop que fueron olvidados s�lo porque el mal reina en el mundo.
Tras el programa (tres horas y media) fuimos a cenar y, luego, Oscar improvis� un mini tour de aventura por la ciudad de las diagonales. Me llev� por barrios distinguidos, por bares donde a�n se sirve Pineral, por zonas ferroviarias en las que la maleza se mov�a a aunque no hubiera viento, por calles c�ntricas y exc�ntricas. Vimos el imponente Teatro Argentino, Oscar resumi� en 32 palabras los puntos de mayor inter�s de la catedral, pasamos frente a la casa Curuchet, dise�ada por Le Corbusier, frente al Diario El D�a, donde Oscar trabaj� a�os, frente a varios de los infinitos centros culturales de la ciudad (tambi�n el Islas Malvinas, al cuidado de nuestro amigo Ra�l Becerra). Nos despedimos casi con l�grimas de felicidad en los ojos, mientras en el est�reo del auto Radio Universidad emit�a la versi�n de Gene de Say a little prayer.
La vuelta a Buenos Aires (2.38 AM) no estuvo exenta de emoci�n. En la autopista, todas las luces entre La Plata y Hudson estaban apagadas. S�lo en mi auto, con la negrura del parque Pereyra Iraola a mi alrededor, por un momento record� ese cap�tulo de Twilight Zone en el que un hombre maneja por un camino oscuro, mira por el espejo retrovisor y se encuentra con unos ojos amenazadores que lo observan desde el asiento de atr�s� Necesitaba compa��a. Radio Universidad ya empezaba a desvanecerse, de modo que saqu� el CD de Phoenix de mi mochilla y todo se arregl�. Con las dos ventanillas abiertas (34 grados), "If I ever feel better" en el est�reo y las luces altas devorando el camino, una vez m�s vislumbr� la felicidad. Llegu� al centro en 18 minutos. Momentos m�s tarde me acostaba, con la firme convicci�n de que, por una vez, hab�a aprovechado bien el d�a. Ahora puedo tomarme las vacaciones en paz.

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