martes, enero 13, 2004

Hernan dice: LECTURAS DEL VERANO 1

Susan Sontag: Ante el dolor de los dem�s (Ed. Alfaguara)
Le� Ante el dolor de los dem�s, el segundo libro de Susan Sontag sobre las im�genes de violencia y la representaci�n medi�tica de la guerra.
En Sobre la fotograf�a, SS argumentaba que la multiplicaci�n de im�genes de sufrimiento y muerte, en lugar de despertar la conciencia moral de los espectadores, anestesiaba su sensibilidad, por esto, abogaba por una "ecolog�a de las im�genes". Casi treinta a�os despu�s, cuando el estado norteamericano intenta su versi�n de esta ecolog�a en su control sobre la cobertura televisiva de la guerra (cualquiera de la �ltimas) y, al mismo tiempo, el sufrimiento y la muerte son el plato principal de cualquier noticiero televisivo a la hora de la cena, Sontag vuelve sobre el tema y replantea sus argumentos.
Su nuevo libro repite las preguntas del anterior, a qui�n y para qu� sirve mostrar im�genes de violencia extrema, con la diferencia de que se permite dudar de sus conclusiones anteriores. Como en casi toda su obra te�rica, aqu� Sontag analiza la tensi�n entre �tica y est�tica. Esta vez, el texto toma la forma de una pol�mica (sobre todo con ella misma) y no hay una conclusi�n definitiva (excepto la endeble idea final de que el horror es irrepresentable: "No podemos imaginar lo espantosa, lo aterradora que es la guerra�"). El libro, un an�lisis breve pero detallado acerca de la recepci�n de las im�genes del dolor ajeno, est� articulado sobre un "nosotros" que va cambiando de referente, seg�n con quien dialogue. "Nosotros" puede ser las mujeres, los espectadores, los intelectuales, los privilegiados, el g�nero humano, los que nunca fuimos a la guerra... Sin embargo, nunca es "nosotros, los norteamericanos". Tal categor�a parece no existir, se disuelve en el bloque de "Occidente". Aunque Sontag se permite reflexionar sobre la especificidad de las mujeres frente a la guerra, no hace lo mismo respecto de su pa�s. Si bien reconoce que Estados Unidos tiene una historia de horrores, siente la necesidad de aclarar "como cualquier otra naci�n" (pg. 103). Sin embargo, el rol de su pa�s en las crisis del mundo actual claramente no es el mismo que el de "cualquier" otro. Es cierto que hay una cr�tica a la intervenci�n en medio oriente, pero est� tan diluida, la abandona tan r�pido que no parece m�s que el diezmo que debe pagar a la buena conciencia neoyorkina.
Ejerciendo una superioridad que en algunos pasajes llega a volverse irritante (por ejemplo, cuando saca a relucir la credencial de su estad�a en Sarajevo), SS puede oscilar entre la inteligencia y la banalidad ("Hay demasiada injusticia en el mundo�") pero nunca abandona su rol de �rbitro moral. En lugar de preguntarse sobre la responsabilidad particular de Estados Unidos en la producci�n de sufrimiento y muerte (se habla desde la "generalidad" de la teor�a), de analizar desde d�nde habla, que significa ser un intelectual norteamericano, o cu�les son sus responsabilidades como tal, Sontag elige manifiestarse desde la esfera aut�noma del saber y explicar tanto a v�ctimas y a victimarios cu�l es el modo correcto, moral, de mirar las im�genes del sufrimiento de los dem�s.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario