Antes que nada, quiero decir que Beatriz Sarlo es una de las mejores docentes que tuve en mi vida. Considero que es una de las intelectuales m�s s�lidas, perspicaces, inteligentes, etc no s�lo de nuestro pa�s sino de la cr�tica cultural / literaria en lengua castellana. Aclarado esto (que Sarlo tiene mi admiraci�n y mi respeto, aunque esta opini�n, y las que siguen, no tengan la menor importancia para ella, ni para nadie), puedo decir que lo que hace en Viva me parece, aun d�ndole el beneficio de la duda, absolutamente incomprensible. Hugo Salas escribi� un muy buen art�culo en la �ltima Inrocks al respecto. Acuerdo en todo con �l, l�stima que no est� online para linkearlo. La columna de este domingo confirma todo lo que dice Salas y permite agregar mucho m�s. Es una minificci�n, probablemente basada en un episodio real, qui�n sabe, acerca de un viaje en taxi. Un taxista dice que 'habr�a que matar a alg�n piquetero, para que aprendan'. El pasajero responde: 'Pare ac�, no quiero viajar escuchando lo que usted dice'. El taxista: 'Est� bien, me callo la boca hasta llegar a destino y va a ver qu� bien llegamos'. El viaje sigue sin problemas (no hay piquete) y el taxista prende la radio. El pasajero asume que va a poner Radio 10 (ese p�rrafo igual no se entiende) pero el taxista pulveriza sus prejuicios y se humaniza ligeramente �porque pone m�sica cl�sica! Fin.
Adem�s del nivel de di�logo de cine argentino 1986, esta columna tiene un problema mayor: parad�jicamente, es la inversi�n perfecta de una columna de Canal 9 o Radio 10. All�, los columnistas de opini�n suelen decir, literalmente: 'qu� barbaridad, otro piquete provoca el caos'. Punto. El acto es tan brutal que se explica solo. Como an�lisis basta un 'qu� barbaridad'. En unos 4000 caracteres Sarlo hace lo mismo. El texto puede parafrasearse como 'qu� barbaridad, hay gente que quiere que maten a un piquetero'. No hay m�s que decir, no hay otro debate que plantear, ning�n an�lisis que hacer, excepto se�alar que, parece, esa gente tambi�n puede tener atributos, como escuchar a Faur�. En sus libros o clases Sarlo suele, por ejemplo, polemizar con Adorno, en Viva, defenestra a un taxista. Y aquello que m�s la sorprende, lo que justifica la nota, es que este hombre no sea su otro absoluto, sino que pueda tener algo en com�n con ella: el gusto por la m�sica cl�sica. Lo �nico que le da algo de raz�n al 'brutal' (sic) taxista es lo que comparten.
Entiendo que, probablemente, Sarlo est� pensando en un libro, acaso llamado Instant�neas 2 o Peque�as escenas de la era K, formado por estas columnas, que son �su versi�n de un aguafuerte? o vi�etas ligeras de la vida en la ciudad: 'ah, la paradoja, un taxista que pide mano dura y escucha m�sica delicada'. Para la columna de Valeria, esa idea alcanza. Pero un intelectual en un medio masivo, �no deber�a hacer algo m�s que compilar an�cdotas? Porque claramente, Sarlo est� all� porque es una intelectual. Viva se piensa como un organismo: tiene una columna que se ocupa del cuerpo (la de Valeria, si pudiera confirmar que la escribe ella, la leer�a) otra de las emociones o el 'alma' (la de Bucay, nunca la le�) y otra del intelecto (la de Sarlo, que tiene el lugar menos destacado: es la menos famosa). Pero en la columna de Sarlo no hay intelecto, an�lisis, hay impresiones, y encima pasadas por el filtro de un conjunto de valores tan convalidados, tan establecidos que resultan recalcitrantes (y, por eso, como los de Radio 10, no necesitan elaboraci�n, se explican solos).
El ABC, lo primero que ense�an en la facultad donde da clases Sarlo, es a reconocer los campos sem�nticos de un texto. Si aplicamos ese juego a sus columnas tan contempor�neas, se arma la figura de un intelectual del siglo XIX. �Qu� es lo que Sarlo valora? Lo que opinan en Francia acerca de la educaci�n, la m�sica cl�sica (�Faur�!), la cultura 'alta' (�los chicos al Col�n!) o los m�sicos callejeros que tocan jazz frente a disquer�as que pasan 'm�sica comercial'. En lugar de validar ideas tradicionales de la cultura, la doxa, �un intelectual no deber�a cuestionarlas? Sarlo, en cambio, se muestra como la encarnaci�n de esos valores. Es tan evidente que su propio gusto es para ella la medida del 'buen' gusto que se vuelve un poco bochornoso. �En lugar de contar an�cdotas urbanas, no deber�a reflexionar sobre los problemas de nuestra ciudad, entre los cuales los piquetes y las reacciones que provocan no son menores? �No deber�a problematizar las ideas de las se�oras bienpensantes acerca de qu� es lo bueno y lo bello, en lugar de confirmarlas? �No deber�a polemizar con la opini�n dominante, ofrecer argumentos a sus lectores para que participen de los debates cotidianos desde otro lado? Hugo Salas concluye afirmando lo peor: que Sarlo hace la columna s�lo por estar, por figurar. Considerando el volumen de reflexi�n que dedic� al rol de los intelectuales y a su intervenci�n en los medios, yo prefiero pensar que, aunque todav�a no se vea, en sus columnas hay un proyecto m�s ambicioso que mostrar a los intelectuales como la �ltima l�nea de defensa de la cultura alta o de la buena conciencia. Y no hablo de hacer un best seller.
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