viernes, febrero 25, 2005

Un hombre desprolijo, by Fabi�n Casas

�C�mo dar cuenta de una persona en su totalidad? Un viejo problema. Hay escritores que uno admira y que, cuando se los conoce personalmente, se van al descenso. Norberto Napolitano fue un hombre pol�mico. Parece que era un especie de cavern�cola que, cuando alguien le dec�a algo que no le cerraba, se iba r�pidamente a las manos. Tambi�n se lo criticaba por ser menemista (en esto se le parec�a a su odiado Charly Garc�a, quien lleg� a grabar un disco con Menem). Y las mujeres lo repudiaban porque era m�s machista que los talibanes. Sin embargo, el Carpo dec�a con su voz gutural: "Todas las mujeres quieren coger con Pappo".

A m� me parece que el talento que pueda tener una persona es algo que en definitiva no le pertenece. Me parece que se es una caja de resonancia a trav�s de la cual se expresa algo que nos excede. Como dec�a Heidegger: "Siento que ESO piensa en m�".

�Pappo era visitado por el talento? S�, era un poeta menor, suburbano que encerrado en una pieza con un solo juguete se las arregl� para ser parte de la voz con la que se narr� nuestra adolescencia. El tren de las 16, el sacerdote que no se daba cuenta que ten�a grasa en el delantal, el hombre que trabajaba en las v�as del ferrocarril y que se iba volviendo viejo... F�bulas urbanas que sal�an del Winco en las tardes de humo de nuestra adolescencia.

Por eso debe ser que algo me doli� en el pecho (como si repiqueteara ah� una amarga pastilla efervescente) cuando me dijeron que se hab�a matado. No era Pappo, el hombre hist�rico de carne y hueso a quien no conoc�, el que entraba en la muerte con una Harley Davidson. Era el Carpo, Pappo, ese nombre en la voz inmortal de mis amigos, una tarde tarareando sus canciones con los pies descalzos sobre la vereda, los dedos in�tiles sobre una guitarra tratando de sacar un tema demasiado elemental, pero que ten�a alma. Los ol�mpicos: algo que no se volvi� a ver.

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