domingo, marzo 20, 2005

Brilla t� diamante loco, by Fabi�n Casas

El 18 de diciembre de 1871 Friedrich Nietzsche viaja desde Basilea hasta Mannhein para escuchar m�sica de Wagner, dirigida por el propio compositor. Despu�s de ese suceso, le escribe a un amigo: ?Todo lo que no se deja aprehender a trav�s de relaciones musicales engendra en m� hast�o y nausea. Al volver del concierto de Mannhein sent� en mayor medida el singular miedo nocturno ante la realidad del d�a, pues �sta ya no me parec�a real, sino fantasmag�rica?.

Para el torturado fil�sofo alem�n, el mundo era, esencialmente, m�sica. La m�sica era lo monstruoso. Si uno la escuchaba, se abrigaba en el ser. La m�sica lograba encantar y, de esta manera, romper las estructuras dionis�acas. De una manera tan poderosa que, sin la letra o un relato que sirviera para ?separarnos del poder encantatorio? de la m�sica, uno pordr�a terminar disuelto y el yo aniquilado.

Pero la m�sica termina y hay que saber c�mo volver a vivir despu�s de que expira el �ltimo acorde de Frances The Mute, el segundo disco de los chicanos The Mars Volta. �Puede ser que la vanguardia musical llegue a todo el mundo empaquetada por una multinacional como Universal? Un caso curioso, ahora que la vanguardia est� a la vuelta de la esquina y es aceptada inmediatamente por un p�blico deseoso por consumir ?lo nuevo?.

El primer trabajo de los Mars Volta ?Cedric Bixler y Omar Rodr�guez- se llam� De-Loused in the Comatorium y estaba inspirado en la vida del artista Julio Venegas, que luego de una sobredosis de morfina pas� una temporadita en coma y se muri�.

El disco vendi� miles de copias e instal� a los MV en el podio de los ?nuevos grandes grupos?. Una preocupaci�n constante de la cr�tica fue, desde ese entonces, delimitar qu� tipo de m�sica hac�an esos extra�os de pelo largo y cuerpo de fideo: �Punk progresivo? �Salsa rock? �Neopsicodelia? Frances the Mute, su segundo trabajo, profundiza en la mezcla de estilos y es un aporte m�s a la confusi�n general. Por suerte...

La sensaci�n de estar caminando sobre un hielo que puede ceder en cualquier momento. Eso es el rock... The Mars Volta, entonces, hace rock. Detr�s de Frances the Mute existe otra historia que, de alguna menera, conceptualiza el disco. El ex tecladista de la banda, Jeremy Ward, trabajaba como empleado en una agencia de autos usados. Y sol�a encontrar objetos que la gente olvidaba en los veh�culos. Uno de esos objetos fue un diario �ntimo de alguien que era adoptado y buscaba a sus padres verdaderos. Parece un lamento gn�stico, �no? Ward tambi�n muri� de sobredosis. Los temas de Frances the Mute, escritos en su honor, est�n divididos en suites y tienen nombres extra�os: Cignus..., L? Vial L? Viaquez, Cassandra Geminni... Y est�n interconectados por ritmos y melod�as que se imponen abruptamente, de una manera insensata, como las peleas de pareja.

Lo sorprendente es que cada oyente le puede poner a The Mars Volta su propio bagaje musical: los largos solos de guitarra a veces suenan a Zappa, la introducci�n de Miranda That Ghost Just Isnt�t Holy Anymore recuerda al diamante loco de Floyd o, en The Widow, el tema m�s potencialmente radial, repiquetean los ecos de Zeppelin. Tambi�n est�n en el c�ctel el Miles Davis de la etapa jazz rock y el esp�ritu latino de Carlos Santana. Y en la originalidad y la fuerza del estilo de los Mars Volta vive el esp�ritu de Pixies, la banda de Frank Black. No tanto porque las canciones tengan un parecido morfol�gico -de hecho no lo tienen-, pero con los Pixies comparten esa pulsi�n por narrar un esperanto donde se mezcla el espa�ol y el ingl�s, una lengua que se construye para narrar el fin del mundo, que sin duda est� pr�ximo.

A lo largo de sus letras, The Mars Volta conjura fantasmas, describe la tragedia de una humanidad que no va a poder dormir sola nunca m�s. Y utiliza para esto la libertad estil�stica de los sue�os, como sucede en las pel�culas de David Lynch o en los poemas de John Ashbery.

L' Via L'Viaquez es el lado oscuro del hit radial, una canci�n que va a hacer �poca. "Los �ltimos a�os han sido nuestra etapa adolescente, donde se nos permit�a salir y jugar, pero a�n ten�amos que estar en casa a una hora. Ahora eso se termin�. Cualquier cosa que nos ate a un convencionalismo ha desaparecido. Somos sencillamente un grupo de amigos que hacemos lo que sentimos?, dijo hace poco el guitarrista Omar Rodr�guez L�pez.

En Viaje a Ixtlan, el antrop�logo Carlos Castaneda, aprendiz de brujo, relata su encuentro en el desierto de Sonora con un coyote chicano y luminoso con el que intercambia algunas palabras triviales del tipo "�C�mo est�s coyotito? Bien, �y vos?". Esa escena estuvo en mi cabeza durante todos estos a�os. Pero no ten�a m�sica. Hasta que escuch� Frances The Mute, la obra maestra de los Mars Volta.

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