viernes, julio 29, 2005

Primavera Sound: cr�nica desde el invierno porte�

Bueno, un tiempo largo despu�s de mi regreso de Espa�a, aqu� va la cr�nica de lo que vi en la �ltima edici�n (fines de mayo) del PS, uno de los festivales m�s importantes de la m�sica indie, se supone.

Es la versi�n completa de lo que se public�, editado por cuestiones de espacio, en el �ltimo n�mero de Los Inrockuptibles. Antes de que me lo reprochen: s�, me gust� mucho el show de Mercury Rev, que tiene aqu� m�s de un detractor (Strozza, uno de los m�s notorios). Sus �ltimos dos discos no est�n entre lo mejor de su carrera, eso est� claro, pero en vivo son realmente buenos. Adem�s tocaron bastante de Deserter's Songs, que es mi disco favorito.

Aqu� va entonces:



En pleno auge de revisiones y miradas al pasado, el Primavera Sound se puso a tono. La edici�n de este a�o del festival que se lleva a cabo en Barcelona desde el 2001 tuvo como n�meros centrales a bandas que nacieron y tuvieron su �poca de mayor brillo hace mucho tiempo: New Order, Iggy & The Stooges, Gang of Four, The Human League... La explicaci�n de este fen�meno es relativamente sencilla: el p�blico, aunque se trate de p�blico indie, por lo general responde con actitud pavloviana cuando se trata de "grandes nombres"; y los organizadores ?cuyo objetivo central es facturar- actuaron en consecuencia: el inter�s monetario por encima del art�stico, lo que les hizo perder de vista obviedades como los problemas para ingresar a un auditorio con capacidad limitada que tuvo much�sima gente que hab�a pagado 100 euros por su abono por las tres jornadas. Anthony & The Johnsons, Tortoise y Echo & The Bunnymen se presentaron en ese lugar cerrado, para tres mil personas, y fueron demasiados los que se quedaron afuera (el promedio de p�blico fue de quince mil espectadores por d�a), algo que provoc� airadas quejas pero ning�n incidente (inevitable pensar en qu� hubiese pasado en Argentina ante el mismo episodio, �lo imaginan?). Lo que m�s inquiet� de todo el asunto es que la sede del festival no fue esta vez el Pueblo Espa�ol, sino el gigantesco Forum, un fabuloso negocio inmobiliario del Ayuntamiento catal�n al que hasta hoy nadie le ha encontrado mayor utilidad y donde sobra lugar.

Para el d�a de apertura ?una jornada m�s corta y con menos punch que las siguientes-, las fichas estaban puestas en The Arcade Fire, cuyo primer y �nico �lbum hasta la fecha, Funeral, es un peque�o �xito independiente en Europa. Los de Vancouver subieron a escena luego de un show previsible y afectado de los ingleses Maximo Park, amigotes de otra banda de mediocres imitadores presente el festival, The Futureheads. Ninguna de las dos se acerca siquiera a Bloc Party, lo que ya es bastante decir. Y comparadas con The Jam, a la que citan como referencia, son un mal chiste. Lo de The Arcade Fire, en cambio, fue notable. Una hora de fiesta, con la gente cantando de principio a fin cada canci�n y los m�sicos en total conexi�n con el ambiente, sobre todo Richard Reed Parry, una especie de reencarnaci�n pelirroja, multifac�tica y enloquecida de Buddy Holly que toc� casi todos los instrumentos que hab�a en el escenario durante un show cuya carga energ�tica no pudo igualar casi nadie a lo largo del festival. Como si el Suede de "Dog Man Star" se reuniera con Bowie para grabar un �lbum de covers de Roxy Music. David Byrne tiene raz�n: est�n entre lo mejor del pop actual. Y ojal� que vengan a la Argentina, como se rumorea.

El viernes arranc� m�s temprano y muy bien: una impecable performance de Sr. Chinarro para presentar "El fuego amigo", probablemente uno de los mejores discos de la carrera del sevillano Antonio Luque y, creo, de lo m�s bonito que se ha editado en lo que va del a�o. En ese mismo escenario, sorprendi� Micah P.Hinson, al frente de un potent�simo tr�o que reley� en clave salvaje y altamente emotiva los temas de su primer disco, "Micah P. Hinson and the Gospel of Progress". A la manera del Palo Pandolfo m�s desbocado, Micah se desga�it� cantando sus amargas historias y logr� ponerse r�pidamente al auditorio en el bolsillo. M�s tarde, Kristin Hersh se luci� en un delicioso set ac�stico y Sondre Lerche les gan� el coraz�n a todos con un concierto dulce, amable y con un ojo deliberadamente puesto en la riqu�sima tradici�n beatle.

Pero las estrellas de la noche, a nivel convocatoria, fueron sin dudas Iggy Pop y sus Stooges y New Order. El recital de la Iguana, apoyado b�sicamente en temas de los magn�ficos "Funhouse" (1970) y "Raw Power" (1973), fue temperamental y efectista: es curioso ver c�mo se menea lascivamente un sexagenario, secundado por amigotes de su generaci�n que juegan el juego del rocker desenfrenado una vez m�s; pero, naturalmente, como en el caso de otros regresos de ediciones anteriores (Television, Pixies), lo mejor debe haber sido verlos en su momento de esplendor. Lo de New Order, por su parte, roz� lo pat�tico. La mayor parte del repertorio estuvo copado por temas de "Waiting for the Sirens' Call", su �ltimo disco, uno de los m�s flojos de su carrera, pero la cosa se puso peor con los covers de Joy Division (horribles versiones de "Transmission" y "Love Will Tear Us Apart", con Bernard Sumner arengando a los seguidores cual capo de barrabrava y Peter Hook enteramente dedicado a penosas payasadas adolescentes). Ni la inoxidable "Blue Monday", a la que echaron mano sobre el cierre, pudo salvarlos del fiasco. Ojal� que tambi�n vengan a Buenos Aires, as� ustedes hacen su propio juicio.

Distinto fue lo de Gang of Four, otra de las resurrecciones del 2005, perpetrada en sinton�a con la gran cantidad de atracos que ha sufrido su obra �ltimamente. Recordar el show de los neoyorquinos Radio 4 luego de ver a la banda de Leeds causa m�s risa que indignaci�n. Todos los subidos al revival del post punk de hoy en d�a les deben algo a Jon King (el cantante con m�s dominio de la escena del festival) y a Andy Gill (un guitarrista descomunal). La inigualable "Damaged Goods", cerca del cierre del show, dej� sin aliento a los que se hab�an quedado hasta los dos y media de la ma�ana esperando por un grupo que tuvo menos convocatoria que los otros tanques, pero se mostr� en evidente mejor forma (le� unas cuantas cr�ticas que no dicen lo mismo, admito; son opiniones...).

No fue la �nica mala elecci�n de la mayor�a. El folk soleado y agridulce de Josh Rouse, las extremas hasta el delirio y muy estimulantes performances de Psychic TV y Grabba Grabba Hey, el slowcore agobiante y pantanoso de Piano Magic y, sobre todo, el impresionante set de David Thomas & Two Pale Boys (que lamentablemente casi nadie vio por superponerse con el inicio del show de Iggy Pop & The Stooges) tambi�n fueron casi secretos ocultos del festival. El ex l�der de Pere Ubu (que fum� un atado de cigarrillos y liquid� un pack de doce cervezas durante su presentaci�n, de menos de una hora) termin� su ofrenda de m�sica lun�tica y cautivante con un brindis, muy propicio para tan selecta y animada fiesta.

P�rrafo aparte merece el extraordinario show de Mercury Rev, que sigui� a uno bastante rutinario de American Music Club. Con enorme autoridad, la banda liderada por Jonathan Donahue transport� a su propio universo a la multitud que la acompa��: un paisaje on�rico cuya belleza excedi� claramente a la monoton�a de "The Secret Migration", su discreto �ltimo disco. El repertorio incluy� b�sicamente temas de ese �lbum (que crecen notablemente en vivo), del anterior ("All Is Dream") y de "Deserter?s Songs", la perla m�s valiosa que cultivaron luego de una primera etapa dedicada al art pop ruidista. Comfort y m�sica para volar en la noche m�s felizmente narc�tica del festival.

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