martes, mayo 30, 2006
Waiting for the mundial by Fabián Casas
Bien, llegué a un arreglo económico con la gente de Mal Elemento para escribir estas columnas en torno al Mundial pero, para ser sincero, tengo que aclarar algo de movida: si no juega San Lorenzo (único equipo del que soy hincha) me importa un bledo el mundial. Y si lo sigo de reojo por la tele, es probable que termine hinchando por un equipo que no siempre es el del país donde nací. Por ejemplo, ahora, a priori, simpatizo más con Brasil y con esa delantera descomunal (Ronaldinho, Ronaldo, Kaka, Adriano) que con el equipo anémico que comanda el hombre Peker. El último equipo argentino por el que hinché, es decir, que me gustaba verlo jugar, fue el que comandaba el Hombre de Pelo de Chinchilla, más conocido como Basile. Estaba el Gordo, estaba Caniggia (y la dupla dramática que formaban) y el cinco era Redondo, un jugador descomunal, el Satánico Doctor No (creo que le dijo que no a Bilardo y a Passarella, entre otros). Ese equipo tenía un gran poder de representación. Uno esperaba que sucediera algo descomunal, había una inminencia eléctrica en el aire. Maradona podía apilarse a seis Nigerianos, Caniggia la colocaba en el ángulo más lejano del arquero después de pedírsela a Diego, podían tambíen ser detenidos robando algo en el freeshop del aeropuerto, o, como finalmente sucedió, ser llevados de la mano por una enfermera yanqui directo al horno de Banchero, etc. "¿Y si Dios es mujer, y si Dios es una de las seis enfermeras locas del hospital de Pikfoord?", escribió Juan Gelman. Bueno, ese era un equipo. Ahora, mientras escribo, están pasando por la tele Argentina vs. Angola. Creo que los angoleños que juegan son los once tipos que quedaron vivos después de la última guerra civil que azotó al país. En el medio juega un rubio. Probablemente sea un espía de la CIA que decidió quedarse a jugar por Angola, algo así como el Síndrome de Estocolmo. El colmo, igual, es el Hombre Peker, que parece que va a dejar a Tévez arafue para poner a Saviola. Tévez, sin duda, tiene un gran poder de representación que a Saviola le falta. Tiene la cara quemada -es una especie de Hombre de la Máscara de Hierro- y encima no se achica nunca. Saviola es un significante, Tévez es el significado. Otra cosa que me alarma es que veo a Coloccini, un tipo espigado, de huevos y con un look setentoso -el look es esencial para ganar un mundial- , fuera del equipo para poner a un jugador que se llama Burdisso. Cuyo nombre, tranquilamente, podría ser un destino del colectivo 160: Claypole-Burdisso. En fin, mientras termino estás líneas todavía falta el segundo tiempo. La verdad, a esta altura, ya hincho por Angola. Hay un libro de poemas de Martín Gambarotta que está buenísimo y se llama "Angola". Se los recomiendo.
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