"... Algunos hombres aman con el cuerpo, otros con el dinero o con el intelecto. Yo amo con la música. (...) En nuestra relación, la música ha constituido un vínculo más estrecho que cualquier vínculo eróticoy carnal. Tú que entiendes de todo y me hablas de la otra orilla, seguramente sabes qué fuerza tan inmensa posee la música. Tiene más fuerza que el beso, que la palabra, que el tacto. Lo que uno ya es incapaz de contar con el cuerpo y el espíritu, termina contándolo con la música. Yo he sido la única persona que ha sabido hablarle a ese cuerpo precioso y enfermo... ¿Acaso no lo sabías? Le hablaba con la ayuda de la música".
Con tono quedo y conciliador, la voz repuso: "Es verdad, la música tiene una fuerza impresionante. Pero esa fuerza no debe utilizarse con fines vulgares. Prometeo fue castigado por robar el fuego de los dioses. Con la música no se debe cortejar a una dama, ni hacer el amor con ella. La música es un lazo impersonal entre el hombre y el universo, un vínculo inmaterial. ¿Qué te has creído? Lo que te ha sucedido es muy frívolo. Ha sido una empresa morbosa, olvídala. Además, de ahora en adelante todo será distinto. ¿Lo sabes ya?". Contesté con modestia: "Sí, ya lo sé. Lo sé desde hace unos minutos. ¿Cómo será?", añadí con curiosidad. Y la voz, tras una larga pausa, como si se fuese alejando, contestó en voz baja: "Será distinto".
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