The Fab Four
Anoten la característica del teléfono de Ramón: 2-4-4. El chofa de Mel Gibson veía señales en el césped que venían del espacio; nosotros, con mi viejo, mirábamos desde la Platea Norte el dibujo táctico demencial que había puesto Joey Ramón cuando el equipo de Costas nos estaba embambinando de manera inapelable. El técnico de Racing ya le había dado su beso de lengua habitual a la Virgen que lleva en el cuello y todavía no sabía que iba a tener que pedir que le trajeran una réplica de San Cayetano para tocarle el huevo izquierdo. Racing ganaba fácil, con una promoción de Orión a los pocos minutos, un desborde inédito al toque y un zapatazo demencial de alguien que trabaja en el medio de Blanquiceleste S. A. Dicen que el emperador Hirohito, después de bombardear Pearl Harbor, dijo: "hemos despertado al gigante dormido". Algo de eso pasó anoche en el New Gasómetro. Silvera, que parece un municipal melenudo la mayor parte del tiempo, se activó de pronto y empezó la resurrección azulgrana. Qué jugador extraño el Cuqui. Da la impresión de que alguien lo hubiera obligado a entrar a la cancha y jugar a ese juego que no le interesa, pero de pronto define con una calidad altísima, certera. Después, en el segundo tiempo, entró el corazón azulgrana: Rivero. Sí, Ledesma era el hígado, filtrando las jugadas, drenando las impurezas y marcando los tiempos. Y Lavezzi era la pija, un genital juguetón y zarpado. Perdimos el hígado y la japi y nos queda sólo el corazón. Con eso ganamos anoche un partido inolvidable. Con el corazón y con Romeo, un tipo que hasta anoche Ramón había mantenido encerrado en un haiku de diez minutos y que a pesar del poco rodaje en el césped, se las había arreglado para mostrar que seguía siendo peligroso (dos tiros a River, dos al Pincha). ¿Cómo puede ser que un tipo físicamente insignificante sea un goleador notable? ¿No había que ser de la NBA, como Cruz, Del Orting y Cia.? ¿No juega el salame de Crespo por eso? Me parece que Romeo juega la jugada antes de que se desarrolle. Es decir, es una posición adelantada que el árbitro no puede cobrar. "Es como jugaba el Nene Sanfilippo", le dije a mi viejo. Y después me dí cuenta de que yo nunca vi jugar a Sanfilippo. Perdón, me retracto: lo vi jugar a través de los ojos de mi viejo, de los amigos de mi viejo, de la lengua azulgrana.
Para Pablo Strozza.
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