"... en un mundo dominado por lo digital, la copia se transforma efectivamente en un principio creativo: nunca se empieza a trabajar con un documento vacío en un Photoshop. La elaboración de material preexistente sustituye a la antigua producción original de éste. Los 'escombros de cultura' constituyen, por así decirlo, el futuro cercano de la producción. Continuar con las reglas hasta hoy vigentes significaría, en el futuro, plantearse las siguientes preguntas: ¿a quién le está permitido ser creativo?, ¿quién no se lo puede costear?, ¿a quién excluye la economía por no poder pagar las licencias o declarar los derechos? Abordar seriamente esas preguntas no significa de ningún modo cuestionar el derecho de autor en sí. Pero significa que no se puede seguir utilizando ese derecho de autor sin modificarlo. Para que siga siendo justo de ahora en adelante, y no sólo les sirva a aquellos que puedan costearse invocarlo, lo que en el futuro necesitaremos será algo como una 'economical correctness', una corrección económica. Porque, como casi siempre, la repetición de lo que ya existe es mucho más que una simple repetición. La repetición equivale aquí a un desplazamiento; consiste en una redistribución de los medios de producción...".
("La utopía de la copia. El pop como irritación", Mercedes Bunz, Editorial Interzona).
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