Art�culo de Hern�n (director's cut) sobre "Pandillas de Nueva York" de Mart�n Scorsese
En 1928, el periodista Herbert Asbury public� un intimidante volumen de 500 p�ginas sobre el origen de las pandillas de Nueva York, inevitablemente titulado Gangs of New York. La primera, y acaso m�s lograda, adaptaci�n de ese volumen fue hecha por Jorge Luis Borges en "El proveedor de iniquidades Monk Eastman", uno de los relatos de Historia Universal de la Infamia (1935). Borges, bas�ndose en Hasbury, superpone la historia "vertiginosa y torpe" de los hombres de pelea de aquella am�rica con la de los compadritos envainados de �sta, l�nguidos y atildados.
La m�s reciente adaptaci�n del libro fue hecha por Mart�n Scorsese, un proyecto que viene persiguiendo desde hace m�s de veinticinco a�os. As� como Borges hace suyos los eventos narrados por Asbury -los lleva al fin de siglo, convierte a los gangsters de Nueva York casi en malevos de los nuestros-, Scorsese imprime su universo sobre la historia �la del libro, la de NY-, al tiempo que intenta evocar temas "universales" en las vidas de estos pandilleros.
Aunque algunos de los nombres de los rufianes est�n tomados del libro de Asbury, los protagonistas de Pandillas... son una invenci�n del gui�n. William Cutting (Daniel Day Lewis), alias Bill El Carnicero, es el brutal l�der de los Nativos, la pandilla m�s temible de los infames Five Points, la zona peligrosa de Nueva York circa 1850, donde llegaban los inmigrantes m�s pobres y, seg�n el film, se libraban cruentas batallas callejeras por el territorio. Priest Vallon (Liam Neeson) es l�der de los inmigrantes irlandeses quien, a los cinco minutos de metraje, es asesinado por Cutting. Y �msterdam (Leonardo DiCaprio) es su hijo, que va a parar a un reformatorio tras la muerte de su padre. Su �nico pensamiento es vengarlo, matar a Cutting frente a los ojos de sus secuaces. Este es el conflicto central del film, aunque no es todo: lo m�s interesante, las ideas m�s pol�micas o arriesgadas suceden en los m�rgenes de este planteo demasiado convencional.
Pandillas de Hollywood.
Como nunca antes en la carrera de Scorsese, la producci�n de esta pel�cula estuvo marcada por la aparici�n regular de esc�ndalos, rumores de desastre, peleas, disputas legales, despidos, en fin, el tipo de cosas que le suceden a un director con un proyecto propio cuando se mete a hacer pel�culas de 100 millones de d�lares.
Algunos de estos sucesos no ameritan demasiada tinta. Si Leonardo DiCaprio llegaba regularmente tarde a la filmaci�n porque sal�a todas las noches, si Scorsese se pas� veinticinco minutos grit�ndole a la estrella para que deje de abusar de su paciencia, si Robert De Niro rechaz� participar en la pel�cula porque no quiere volver a Europa despu�s de su detenci�n en Par�s por una supuesta vinculaci�n con un red internacional de prostituci�n, todo eso no es demasiado importante a la hora entrar al cine. Sin embargo, otros de los problemas reportados bien puede haber convertido el proyecto m�s ambicioso de Scorsese en una pel�cula menor de su filmograf�a, un film que ser�a un triunfo para casi cualquier otro realizador, pero que resulta una decepci�n si viene del director de El toro salvaje.
Una de las rese�as publicadas en Estados Unidos para el estreno dec�a: "esta pel�cula es la historia de un carnicero, un villano sin principios que corta y rebana, mutila y destroza: Harvey Weinstein". Weinstein es el director de Miramax Films, uno de los estudios m�s exitosos de Hollywood, que creci� sin freno durante los a�os �90 de la mano de proyectos "arriesgados" y directores j�venes como Quentin Tarantino o Kevin Smith. Actualmente, es el productor de algunas de las pel�culas m�s grandes de los �ltimos a�os, como la saga de El se�or de los anillos. Si bien Weinstein neg� la informaci�n, varios medios de Hollywood reportaron que, aunque Scorsese tiene el corte final de todas sus pel�culas, el productor se neg� a estrenar Pandillas..., que lleg� m�s de un a�o despu�s de lo anunciado, hasta que Scorsese no acort� una hora de metraje. La versi�n estrenada dura 165 minutos, pero existen rumores de otro corte que supera largamente las tres horas. Tal vez haya que esperar hasta que aparezca un DVD con buenos "bonus features" para juzgar el trabajo de Scorsese.
Los problemas con Weinstein empezaron antes de la filmaci�n, cuando Harvey despidi� a Jay Cocks, amigo cercano de Scorsese y guionista original del film, porque no estaba de acuerdo con el final. El gui�n pas� por varios escritores y script-doctors de Hollywood �incluidos Hossein Amini (Las alas de la paloma), Steven Zaillian (Hannibal) y Kenneth Lonergan (Anal�zame), los dos �ltimos con cr�dito en el film- hasta que Weinstein estuvo satisfecho. El punto de vista de Scorsese acerca de estos cambios nunca se dio a conocer, sin embargo, as� como se puede ver en el film la mano de Harvey Weinstein en la manera en que la historia se comprime al punto de perder inter�s en el ultimo tercio o el modo milagroso en que se cura una fea herida que mancha la cara del querub�n DiCaprio, tambi�n pareciera que Scorsese incluy� alguna de sus opiniones acerca de Weinstein dentro del film: cuando aparece como un due�o de casa robado a sus espaldas por el personaje interpretado por Cameron D�az o, mucho m�s inequ�vocamente, cuando el personaje de Daniel Day Lewis clava sin motivo un pu�al en la mano de un rival al grito de "�Te dije que me molestaban tus ruidos, Harvey!"
Historia de dos ciudades
Scorsese ya visit� el periodo de Pandillas... en la pel�cula m�s inesperada de su carrera: La edad de la inocencia (1993), tambi�n protagonizada por Daniel Day Lewis y escrita por Jay Cocks �sobre la novela de Edith Wharton. Esta pel�cula es su reverso, la misma ciudad del otro lado del espejo. Lejos del mundo de privilegio, etiqueta, modales inmaculados, apariencias y deseos cohibidos de La edad..., aqu� se alienta y se explora todo lo que en el mundo de los salones se reprime. Mientras que la pel�cula basada en Wharton mostraba c�mo el universo de bolsillo de la clase privilegiada no tiene contacto con lo que sucede fuera de �l, esta pel�cula sugiere que la historia de la clase baja, de los inmigrantes, de los grupos �tnicos enfrentados, en fin, la historia de los bajos fondos de Nueva York es la historia de la ciudad. Es una operaci�n revisionista, claramente borgiana, mediante la que Scorsese logra que la historia de Nueva York parezca la trama de una de sus pel�culas. Para el film, el evento crucial en el que radican todos los conflictos actuales, aquel en el que ya estaban presentes problemas contempor�neos como los privilegios de clase, el racismo y la hipocres�a pol�tica, fue la revuelta de 1863 de los inmigrantes y diferentes grupos de clase baja contra el reclutamiento forzado por Lincoln: varios d�as de disturbios durante los que decenas de negros fueron linchados y una gran cantidad de comercios y hogares de rico, saqueados. Si bien Scorsese no romantiza este evento, nos dice que fue el momento en el que naci� de la sociedad norteamericana actual. El surgimiento de bandas rivales en los bajos fondos, enfrentadas ya sea por cuestiones �tnicas, religiosas, pol�ticas o de negocios fueron, dice Scorsese, el fuego del "crisol de razas" norteamericano. Crimen y democracia tienen un origen com�n. Este es el escenario sobre el que se recorta el drama de los personajes centrales.
La pel�cula es de una ambici�n enorme, desmesurada. Hay que remontarse hasta el periodo mudo y a megal�manos de la talla de D.W. Griffith para encontrar un film que pretenda dar cuenta del todo, de cada detalle y cada cumbre de un per�odo de la historia como intenta �ste. Si se revisan los t�tulos, alguien muy paciente llegar� a encontrar cr�ditos como "Coordinador de �pera china", "Consejero de carnicer�a" o "Consultor de boxeo vintage". Pero, pareciera que en tanta atenci�n al detalle, en la avidez por dar cuenta del todo, Scorsese descuid� lo que mejor sab�a hacer: contar una historia de modo cautivante y original.
Es imposible saber si se debe a los recortes pedidos por Weinstein �aunque la experiencia ya nos ense�� que a fin de cuentas los "director�s cut" no cambian radicalmente una pel�cula- o su manoseo del gui�n o simplemente que esta vez Scorsese no dio en el clavo. Pero lo cierto es que la pel�cula es err�tica, est� llena de l�neas narrativas que toman demasiado tiempo para ser expuestas, para que finalmente se resuelvan demasiado r�pido y de meticulosas construcciones que no llevan a ning�n lado. Ejemplo: Cameron D�az interpreta a Jenny Everdeane, una ladrona con una historia que se insin�a compleja. La pel�cula se toma su tiempo para mostrar como Jenny trabaja a los ricos en la parte elegante de la ciudad, como se viste de criada para meterse en sus casas y robarlos, tambi�n explica que las mujeres dedicadas a esta actividad son conocidas como "turtledoves". Luego de toda esta prolongada secuencia, jam�s se vuelve a ver a Jenny en su actividad de ladrona, ni como "turtledove" ni nada, ni sus habilidades son siquiera vueltas a mencionar por la pel�cula. El personaje pasa a ser simplemente una funci�n estructural: "la chica", es decir, la excusa para que los hombres hablen y expliquen cosas a los espectadores y luego se pongan celosos y se traicionen.
A diferencia de cualquiera de las pel�culas de Scorsese, la trama que involucra a los personajes centrales, es completamente est�ndar. S�lo la interpretaci�n de Daniel Day Lewis la rescata de la vulgaridad. Cada vez que Bill El Carnicero est� en escena tiene nuestra total atenci�n. El personaje de DiCaprio no parece un rival digno de este villano, sobre todo porque DiCaprio no es un rival digno de Day Lewis en el terreno actoral. La pel�cula sufre por ello.
Scorsese triunfa en todo aquello que resulta accesorio: es una pel�cula asombrosa en sus recursos t�cnicos, con un dise�o de producci�n genial -Dante Ferreti reconstruy� Nueva York en Cinecitt�-, con un vestuario que suma a la trama �Sandy Powell, tan brillante y excesiva como en Velvet Goldmine-, con una investigaci�n hist�rica exhaustiva, con una autoridad superlativa en el momento de mostrar batallas pantagruelicas o cientos de extras en movimiento, y con ideas provocativas acerca de su contexto hist�rico. �La c�mara, la edici�n! Todo es impecable y tiene la marca del realizador. Pero tanto despliegue de competencia no puede ocultar lo que pasa: por primera vez en la carrera de Scorsese, el t�cnico brillante desplaz� al artista y tambi�n al narrador.
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