viernes, marzo 18, 2005

Superclaudio Unleashed

Impresionante nota de Claudio D. Minghetti en La Naci�n de hoy (no est� el link), en el estilo �qu� horror, qu� barbaridad! sobre el Marplafest. Para espanto de Claudio parece que las pel�culas en exhibici�n no advierten que tienen escenas, con perd�n del nuncio, "fuertes". En la nota, Claudio pasa revista a todas las pel�culas que incluyen, ejem, sexo real para concluir, en una sentencia que rivaliza en generosidad, respeto y calidad intelectual con las del obispo Basseoto, que no son cine. Luego, en un arranque conmovedor de tolerancia, afirma que el arte deber�a gozar de libertad total, con la salvedad de que ya dijo que estas pel�culas no lo son y de que obviamente �l piensa que su misi�n es decidir qu� califica como arte y qu� no. Lo que no es arte, se concluye f�cilmente, no merece libertad. "�Y porque no, Claudio?" es la pregunta m�s elemental que se me ocurre. Si llegamos a acordar que algo es "malo", puede que no merezca dinero, atenci�n, tiempo, pero �libertad? Ya en un tono menos Torquemada pide que por lo menos se advierta a los espectadores sobre las pel�culas que puedan resultar ofensivas. El film al que refiere mayormente el comentario de Claudio se llama Supermondo Trasho Unleashed. Si con ese t�tulo alguien esperaba una remake de Jesus de Nazareth es porque es un idiota, �no? �Y porque hay que advertir sobre qu� se va a ver? �Qu� cosa tan horrible, tan irreparable le ocurre a alguien que ve algo que "ofende su sensibilidad"? La existencia de notas como las de Claudio ciertamente ofenden mi sensibilidad, lo mismo que, por ejemplo, la defensa encarnizada que hace su diario de los eternos ganadores de nuestra particular econom�a de mercado (las perdidas son de todos, las ganancias privadas), de empresas como Shell, por ejemplo, (la nota de tapa del lunes en la que se dec�a que Shell hab�a facturado un sesenta por ciento menos, con el consecuente perjuicio para sus trabajadores, por culpa del boicot y de los piquetes, pero pasaba por alto mencionar como una posible causa de la baja afluencia de clientes que, en ese momento, era la �nica empresa de combustibles que hab�a subido los precios, esa nota y la vieja y persistente vocaci�n de servicio de La Naci�n hacia los grandes capitales y contra los ciudadanos me ofende). Todo esto, las infinitas formas en que la sensibilidad de una persona puede ser vulnerada, a Claudio esto lo tiene sin cuidado. Y hace bien, despu�s de todo, no es tan grave. Uno se recupera. A Claudio lo desvela el espectador desprevenido, el que recibe una afrenta, �una violaci�n?, terrible al encontrarse con sexo en la pantalla. El sexo real en el cine (no porno) da para un debate largo (pero no por las razones expuestas por CDM). Por un lado porque pone sobre la mesa el problema de la explotaci�n y por el otro porque, en general, es innecesario: si en una ficci�n se simula todo, �cu�l es la necesidad de no simular el sexo? La �nica respuesta que se me ocurre es: la existencia de notas como la de Claudio, la necesidad de superar de una vez por todas el pensamiento retr�grado que afirma que hay algo inherentemente peligroso y da�ino en el sexo. (Encima esta mentalidad es muy anterior al SIDA). Como siempre la protecci�n de la inmaculada psiquis del ni�o es la excusa para regurgitar ideas represivas que nos afectan a todos.

Esta es otra de esas notas (como las de Sirven y cia.) que imaginan que retrayendo el debate est�tico cincuenta a�os al pasado est�n haciendo afirmaciones pol�micas o "pol�ticamente incorrectas". Sin embargo, a su pesar, da para pensar otras cosas. �Y qu� si los chicos ven sexo real? �Por qu� un chico debe ser protegido del sexo? �Qu� problema hay con que un chico se excite y quiera masturbarse? �Cu�les son las tan temibles consecuencias que le puede provocar a un chico de diez o doce a�os ver a dos adultos coger? Al menos por lo que recuerdo de mi infancia, desde los nueve o diez a�os hasta que empec� a tener realmente una vida sexual, digamos, a los 18, yo ocupaba, como todos, imagino, el 97 por ciento de mi tiempo en buscar sexo, ya sea tratando de ver pornos de los padres o hermanos mayores de amigos, comprando revistas del destape o toqueteando a las chicas en las fiestas. A los once y doce a�os, obviamente no cog�amos, pero uno se "met�a", "apretaba" y, seg�n recuerdo, las franelas que nos peg�bamos eran monumentales. Para los 14 o 15 a�os, la mayor parte de mis amigos hab�a debutado (casi todos con putas, algunos con novias). Y no creo que para la generaci�n de Claudio haya sido muy distinto. �Qu� lleva a alguien a olvidarse de todo eso? �En que momento uno decide volverse un hip�crita? �O ser� que Claudio (quien no es m�s que un ejemplo) nunca pudo apretarse una chica a los doce y desde ese momento acumula el resentimiento que sale en lo que escribe? Se buscan respuestas.

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