lunes, mayo 23, 2005

La fiesta de todos, by Fabi�n Casas

En el trayecto que fue desde los presocr�ticos hasta nuestros d�as, algo pas� para que el s�bado se convirtiera en la noche m�s triste de la ciudad.

Y este s�bado m�s -como cantaba Chico Novarro- nos fuimos con mi amigo Alejandro "Dean Moriarty" Lingenti a una fiesta que promet�a cadena de DJS (DJ Baywacht, DJ Campe�n, DJ Mascarpone, DJ Pareja, DJ Gary Pimiento, DJ Etc., etc.).

Afuera, el fr�o era nival. En la puerta de la casa, no bien llegamos, nos encontramos con varios que pugnaban por entrar y un cartel que dec�a ?no hay m�s lugar, sepan disculpar?. El cartel era una estrategia publicitaria del artista conceptual vivo m�s importante del pa�s: Diego Bianchi.

Mucha gente que s�lo pasaba por ah�, yendo hacia otra fiesta, se quedaba paralizada mirando el cartel (como Ulises oyendo obnubilado el canto de las sirenas) e, inmediatamente, cambiaba de destino. �Quer�an entrar ah�, donde ya no se pod�a!

Moviendo una palanca, traficando influencias, conseguimos una porci�n de fiesta: la casa de Diego repleta de gente de todos los lugares imaginables (algo as� como el bar de La Guerra de las Galaxias), humo, bombeo de fondo de m�sica electr�nica y el ba�o ocupado siempre por m�s de dos personas. Un ritual que, al igual que el de los casamientos, se repite invariablemente.

Asi que con Lingenti nos dispusimos a que nuestro cerebro quedara como la vidriera de "Amo mi living", ese local h�percool de Palermo H: sillones psicod�licos, de todos los colores, sobre un piso alfombrado para que no hagan ruido los zapatos. Entonces vimos a dos mu�ecos de Playmobil cuya �nica funci�n era internarnos con largas parrafadas al estilo de Mario S�nchez; un monstruo similar al que le habla al agente Lee en el Almuerzo Desnudo de Cronenberg (que cre�mos creado por nuestra imaginaci�n, pero que hoy me certificaron como real v�a fotolog) y la maestr�a de Gary Pimiento para no enganchar ning�n disco a tiempo (y dejando en suspenso nuestros destinos entre tema y tema).

En un momento record� las peque�as instalaciones de Liliana Porter. �Eso �ramos! �Tamagochis asustados bajo el granizo! No animales fabulosos. Y comprend� por qu� vivimos el auge del arte conceptual (el mingitorio de Duchamp al cubo) y por qu� la mayor�a de los artistas s�lo viven buscando fama y dinero v�a premios: porque nadie le cree nada a nadie y ya no hay posibilidad de buen final.

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