jueves, junio 02, 2005

Garganta profunda, crisis profunda by Fabi�n Casas

El Watergate tuvo su reentr� gracias a la confesi�n de Mark Felt, el ex agente del FBI que antes de ayer, a los 91 a�os, confes� que era �l quien filtr� los datos a los periodistas del Washington Post que mandaron a Richard Nixon directo al horno de Banchero. En algunas columnas espor�dicas, los periodistas de diferentes medios opinaron sobre la utilidad del "secreto de las fuentes". Un ex jefe m�o centraba el foco de su columna precisamente en esto. Dec�a: "Sin fuentes an�nimas habr� cada vez menos gentes dispuestas a informar". La verdad es que me preocupa muy poco la discusi�n sobre "las fuentes an�nimas". Me parece que es un tema para tratar despu�s de otro que me parece capital: El periodismo argentino est� viviendo una crisis terminal. �Qu� quiere decir esto? Varias cosas: los medios est�n concentrados en las manos de pocas personas. Estas pocas personas suelen utilizarlos b�sicamente para acumular poder pol�tico para intereses esp�reos. Alguna vez alguien arm� un medio para crear un lector e interpelar a la sociedad en la que viv�a. Pero eso desapareci� en la din�mica que nos llev�, cre�amos, al fin de la historia. En realidad la historia est� escribiendo el fin de los medios. Cuando se construye un nuevo medio, se le pregunta al lector -mediante la fat�dica C�mara Gesell- lo que �ste querr�a leer. De esta manera, el fin justifica a los medios. Nadie, en su sano juicio, va a tratar de crear a un lector, lo cual puede ser peligroso, porque se puede fracasar. Y no hay que olvidar que estamos en los tiempos de Operaci�n Triunfo. �Qu� se le dice a un pasante que va a entrar en la profesi�n? Le explican c�mo se debe escribir una "cabeza", le dicen que debe tener chequeada tres fuentes antes de dar una noticia como v�lida, entre otras cosas. Lo que no le dicen es que va a ingresar a un lugar donde le van a borrar de forma completa el disco r�gido. Y por cuatrocientos pesos. Me da verguenza ajena ver a los periodistas en los medios consider�ndose casi como superh�roes (y hasta formando una Liga de la Justicia). La mayor�a de nuestros h�roes est�n muertos. Porque, la verdad, en nuestra sociedad no hay lugar para ellos vivos. Muchos arquitectos, se dice, al no tener trabajo como tal, tienen que manejar un taxi. Muchos periodistas, al no tener trabajo como tal, siguen trabajando como periodistas porque no les queda otra. Y esto es una tragedia para ellos, para todos. He visto a las mejores mentes de mi generaci�n sentados frente a sus m�quinas, frustrados, jugando un single de tenis con el reglamento cada vez m�s simplificado. Dostoievsky, preso en la Siberia, contaba que nada quebraba m�s la voluntad de un hombre que obligarlo a realizar trabajos insensatos. Lo podemos comprobar con s�lo echar un vistazo a una redacci�

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