Pablo dice:
Creo que muchos de nosostros fantaseamos con retirarnos en algún momento, o tomarnos un año sabático. En ese caso, no dudaría en venirme a vivir a Mar del Plata. Esta es una ciudad que amo: está el mar, tengo muy buenos amigos/as, hay buenos restaurantes y cafés, también buenas librerías y disquerías, y en invierno posee una magia única. Ayer a la noche caminaba bajo la garúa hacia el Club Quilmes (su restaurant está cerrado domingo por la noche y lunes, y yo no lo sabía: shit) y el reflejo de los coches por la Av. Luro sumado al frescor marítimo daban como resultado una ciudad en la que cualquier historia podía pasar. Volví al hotel, y El Faro (nuevo libro de la extraordinaria PD James, que suena por momentos -Dios no lo permita- a una pronta despedida del detective poeta Adam Dagliesh) me terminó de sumergir en aguas bien conocidas. Una vez más en mi vida, estoy atrapado por el placer que me causa estar aquí.
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