PALERMO INSENSIBLE
Este fin de semana me lo pasé mirando fútbol. El sábado a la noche, antes de ir al cumpleaños de un gran amigo, vi Estudiantes - Boca. Lo primero que me impactó de la transmisión fue cuando se coló la cámara por la punta de ese preservativo inmenso en que los jugadores se arengan antes de entrar a la cancha. ¿Quién era el que arengaba? Nada menos que Martín Palermo. El tipo que, según sus palabras, tiene una vida de película. Lo cierto es que parece que Palermo es uno de los pocos profesionales en serio que quedan en el fútbol argento. No es como el idiota de Coudet que pone por contrato no jugar contra Rosario Central. Si tanto te gusta Central, jugá para ese equipo o dejá el fútbol.
Confieso que me tienen harto los jugadores que no gritan los goles que les meten a sus equipos del alma. Pero para no hilar tan fino, me quedo con los tipos como Palermo, que como cobran un suculento cheque a fin de mes, por lo menos se mueven como lo que son: asalariados comprometidos con su trabajo. Palermo fue el que les habló en la manga a sus compañeros y el que sepultó con tres goles dantescos las aspiraciones de Verón y Cia. (y probablemente también el cariño que hasta ahí le tenía el hincha pincharrata). Hay algo sobre lo que no quedan dudas: Palermo odia el éxito fácil. Se come goles imposibles que podría hacer hasta Ferreirós (que no juega y desprecia el fútbol) y mete algunos imposibles, como el tercero a Ustari o el primero de cabeza al Estudiantes del Choto Simeone. Cuando terminó el primer tiempo, me imaginé a Simeone llamando de urgencia al videoclub de turno para pedir una película que reanime a sus muchachos. Pero no hubo lola: dos o tres minutos de Román Freddo Riquelme y un puntazo a la que te criaste de Palermo insensible y ¡listo!
Ya en el domingo por la noche, me junté con Lingenti para mirar una serie que se llama Lost, una garcha similar a un reality show pero actuada por modelos de Armani. Después de ver tres capítulos al hilo, pasamos a Paso a Paso. Acá quiero hacer un pedido: ¿no se podrían obviar los largos editoriales sin ton ni son de los conductores? El programa termina alargándose sin motivo alguno. Y otra cosa: ¿uno de los dos conductores no se parece a Joe 90?
Terminada esta última fecha, con Lingenti sacamos las siguientes conclusiones: a) Passarella es un cantante de protesta: a pesar de que River le compra todo lo que pide -jugadores, referís, políticos, etc.-, el DT millonario no para de protestar todo. b) Dolca Rivas, el ídolo instantáneo que tiene River en la defensa, le pega a cualquiera que pase cerca. Y c) Este es el campeonato de los técnicos. Como si fueran esos luchadores lookeados de Titanes en el ring, están El oficinista Caruso Lombardi, El Guasón Raymond Diaz, el Director editorial de La Protesta Daniel Passarella y Corega Russo (N. de la R: ¡que, dicen, se empomó a Araceli, con lo que queda claro que esa mina tiene alguna perversión: Russo, Suar...), entre otros. Continuará.
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