Un tributo glam al songwriter favorito del crooner
En estos tiempos de discos tributos de dudosa calidad artística, de lo que nadie puede acusar a Bryan Ferry y su homenaje a Bob Dylan es de oportunismo: desde la versión de "A Hard Rain’s A-Gonna Fall" en su "These Foolish Things" de 1973 hasta "It’s All Over Now, Baby Blue" y "Don’t Think Twice, It’s All Right" en "Frantic" (2002), en casi todos los discos solistas del inglés aparece un cover del estadounidense. Esto muestra que el frontman de Roxy Music, como en su momento hicieron Frank Sinatra con Tom Jobim o Scott Walker con Jacques Brel, busca legitimarse una vez más como crooner encarando el repertorio del que es, que duda cabe viniendo de un dandy enamorado de los Estados Unidos y Hollywood (chequear el homenaje a Humphrey Bogart "2 HB" en Roxy Music), su cantautor preferido. Y "Dylanesque" cumple con su objetivo, adaptando las canciones de Bob al registro de Bryan pero, al mismo tiempo, respetando los arreglos que Dylan interpreta en su Never Ending Tour. Esto se aprecia en "Just Like Tom Thumb’s Blues", "Simple Twist of Fate" y "Make Me Feel My Love", las tres canciones que abren la placa. Luego el disco decae un poco (son un tanto anodinas las tomas de "The Times They Are A-Changin’" y "Knockin’ on Heaven’s Door") y levanta hacia el final, con Brian Eno haciendo de las suyas en "If Not For You" y "Gates of Eden" (donde la garganta de Ferry se luce como antes, como siempre). En suma: revestir a las canciones de Bob Dylan de una pátina de glamour parecía, de entrada, una dura tarea, pero Bryan Ferry salió airoso de la prueba. Es que, y es obvio señalarlo una vez más, con las cosas que aman, los dandies son así...
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