Nota de Hern�n sobre The Filth and The Fury, que se va a pasar por el canal I-Sat el 23 de marzo a las 22 hs. (Repite el 31, a las 23).
El 3 de diciembre de 1976 una banda de rock totalmente ignota, The Sex Pistols, fue invitada, como un reemplazo de �ltimo minuto ante la ausencia de Queen y bajo el pretexto de que ejemplificaba del modo m�s pat�tico una lamentable moda juvenil llamada �punk�, a un programa de la televisi�n brit�nica emitido en vivo. Los integrantes del grupo -Johnny Rotten, Steve Jones y Paul Cook- y algunos de sus amigos -Siouxsie Sioux- padecieron el trato condescendiente del conductor, presuntamente borracho, que divid�a su ag�nico inter�s entre las piernas de Siouxsie y un insistente desaf�o a sus invitados para que hicieran �algo escandaloso�. En respuesta, Rotten arrim� un t�mido �shit� y Jones le lanz� a la cara su famosa plegaria: �You dirty bastard. You dirty fucker. What a fucking rotter!�. Esa fue la primera vez que alguien dijo �fuck� en la televisi�n. Al d�a siguiente, los Sex Pistols empezaban su romance con la prensa amarilla y su consiguiente ascenso al estrellato. �The Filth and the Fury� (la inmundicia y la furia) titul� el Daily Mirror su encendido relato de los hechos. The Sun y otros medios cloacales hicieron lo propio: la leyenda de los Sex Pistols, una saga que incluye titulares escandalosos, censura sistem�tica, persecuci�n policial, despidos de compa��as discogr�ficas, violencia callejera, adicci�n a las drogas, suicidio y asesinato �todo esto al tiempo que se produc�a la revuelta est�tica m�s importante de los �ltimos 35 a�os-, comenzaba a escribirse.
Una versi�n de esta leyenda fue registrada para la posteridad por el entonces muy joven director Julien Temple en The Great Rock & Roll Swindle (1979), un rockumental encargado y costeado por el manager del grupo, Malcom McLaren, para consolidar su imagen de moderno Svengali y garantizar su lugar como art�fice �nico del �xito de los Sex Pistols. The Great... es el evangelio punk seg�n San Malcom, un ingenioso dispositivo de autopromoci�n que no documenta m�s que lo permitido por el extravagante manager.
M�s de veinte a�os despu�s, tras la exitosa gira de regreso de 1996, los Pistols sobrevivientes -Sid Vicious muri� por sobredosis en 1979- alquilaron nuevamente los servicios de Temple, ya un director establecido, para contar la cosas a su modo. The Filth and The Fury es una versi�n revisionista de la historia, otro evangelio punk, esta vez seg�n San Johnny. Los m�sicos, especialmente Rotten, nunca dejan de recordarnos que ��sta es la verdad� y nada m�s que la verdad. Pero se parece m�s a un ajuste de cuentas, a un segundo round en una batalla personal con quien en todo el film no aparece nombrado m�s que como �el manager�.
A pesar de que la pel�cula tiene la manifiesta intenci�n de desdecir a McLaren, cerca de un cuarto de su metraje de est� tomado de The Great... El resto est� dividido entre las muy promocionadas im�genes �nunca vistas� de los �70 �hay una entrevista in�dita a Vicious- y entrevistas actuales con los m�sicos, incluido Glen Matlock, el bajista que fue compulsivamente reemplazado por Vicious ��Si parece un imb�cil y habla como un imb�cil, debe ser un imb�cil� fue la compasiva despedida de Rotten al m�sico. Las nuevas entrevistas, realizadas en 1999, fueron fotografiadas a contraluz, de modo que los entrevistados no son m�s que una voz y una silueta negra. Evidentemente Temple no quiso confrontar el aspecto actual de los ex Pistols al que ten�an 20 a�os atr�s. Sin embargo, para una banda que no se cansa de rescatar su autenticidad de clase obrera, que asegura que el punk rock se origin� en su rabia de excluidos, de explotados, hablar desde las sombras es, por lo menos, una idea cuestionable. �Acaso le tiene miedo a la ca�da del cabello y a unos kilos de m�s? �O a mostrar que todav�a est�n en buen estado, es decir, que no viven al l�mite de la desintegraci�n, que su vida es m�s burguesa y apacible de lo que pregonaban que deb�a ser?
El problema con el punk -y con toda vanguardia- es que tiene la estructura de una paradoja: si siempre se mantiene en el extremo, si siempre es lo m�s revulsivo que puede ser, su propuesta de cambiar el arte -o la vida- jam�s alcanzar� a quienes se dirige; por otro lado, si se estabiliza, si es aceptado como una forma v�lida y respetable, termina llegando a todos, ingresando a los medios, a los museos, pero sin nada de su poder revulsivo. La ret�rica incendiaria del punk representa esta contradicci�n: �no future�, �no time�. El punk viv�a en tiempo de descuento, conciente de su inevitable desaparici�n. Evidentemente, el momento de m�s poderoso de cualquier est�tica de shock es cuando est� empezando a ser capturada, cuando ingresa a nuestra vida pero todav�a no pudo ser digerida. Ese era el estado de gracia de los Sex Pistols en 1977-78. Hoy, ning�n film puede recuperarlo, pero s� puede ser uno de los documentos definitivos sobre la �poca.
El nuevo material de archivo de The Filth... suele ser espl�ndido �lo mejor: el descargo del legendario cr�tico de rock Nick Kent, a quien Vicious hab�a atacado con una cadena de bicicleta; la entrevista a Vicious; las diferencias, que generalmente corresponden a distinciones de clase, que se manifiestan entre ellos en las entrevistas actuales; las escenas casi surrealistas de los Sex Pistols tocando en un show a beneficio de los hijos de huelguistas y comiendo torta con ellos-. Evaluada exclusivamente por lo que se ve en la pantalla, la pel�cula es un rockumental de estatura cl�sica, totalmente af�n a la est�tica punk y con conocimiento de primera mano de su tema. Pero puesto en serie con The Great Rock & Roll Swindle se produce un relato al modo de Rashomon (la gran pel�cula de Akira Kurosawa en la que cada personaje cuenta una versi�n ligeramente distinta de un crimen del que fueron testigos) y el film cobra una importancia a�n mayor. Estas dos pel�culas cubren aspectos complementarios de la explosi�n punk. Lo que le falta a una, lo tiene la otra. A favor The Filth... se puede decir que incorpora la perspectiva fundamental de Johnny Rotten. En contra, que, a pesar de su desd�n por la cultura burguesa, se toma demasiado en serio. Por momentos, Rotten tiene la misma gravedad que las escenas de Ricardo III que enmarcan varias secuencias. Al comienzo, cuenta como, de chico, tras una meningitis, perdi� la memoria y tuvo que empezar su vida de nuevo, en evidente alusi�n a c�mo los Sex Pistols volvieron el cuentakil�metros del rock a cero. Semejante conciencia de su importancia, camufla el hecho crucial de que los Pistols tambi�n fueron una burbuja medi�tica, una exposici�n muy acertada de los resortes m�s b�sicos de nuestra cultura apoyada en tabloides y presentadores de TV. A fin de cuentas, eran una banda tan manufacturada como Mambr�. Excepto que su mentor era un provocador, un lector de los escritores situacionistas, un artista y un estafador. The great... no olvida todo esto. No oblitera el humor, la sensaci�n de que todo fue un gran chiste que sali� demasiado bien. Junto con los libros Rastros de Carm�n de Greil Marcus y England�s Dreaming de Jon Savage, estas dos pel�culas sumadas forman el tercer gran relato sobre la revuelta punk, el �ltimo movimiento de vanguardia que logr� conmocionar al mundo.
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